NEGOCIOS EN NOMBRE DE DIOS Por: Armando Malebranch Eraso D. (Primera parte) E s sábado en la mañana, llueve a torrentes en Bogotá, el bus urbano del sistema TransMilenio que iba de norte al sur estaba abarrotado de pasajeros, la mayoría de pie, como es usual en este transporte. A pesar del tumulto, un joven de aproximadamente unos 25 años, alto, flaco, algo barbado y cabello largo, vestido con bluyines descoloridos, camiseta blanca, un buzo raído de color verde a rayas y cubriendo su cabeza con una gorra azul oscuro o quizá negra, vieja y algo sucia y puesta al revés o sea la visera hacia atrás, se dirigía a los pasajeros, con lo que parecía un sermón de cualquier pastor cristiano. Entre otras cosas decía: «hermanos mi nombre es Javier, no vengo a decirles que soy enfermo o desplazado por la violencia, o que estaba vendiendo artesanías en Chapinero y que llegó la policía a desalojarme del lugar y me robó la mercancía, no señores, yo Javier Roj
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