Negocios en nombre de Dios


(Segunda parte)

Por: 

Armando Malebranch Eraso D.


Así como aquel predicador del bus urbano, del que hablamos en la primera parte de este artículo, se encuentran estos personajes, por muchos lugares donde se concentre mucha gente, quienes con o sin conocimiento hablan de asuntos religiosos y lanzan palabras al aire, afirmando que lo dice la Biblia y quién sabe si sea verdad,  en muchos casos en que estos personajes se suben al bus urbano, o mejor dicho al TransMilenio,  a contar que fueron enfermos o drogadictos y que sucedió alguna vez en que soñaron a Jesucristo o a la Virgen o tal o cual santo y que les habló de cómo podían recuperarse de sus dolencias o vicios y otros en cambio no mencionan sueños, sino que cuentan anécdotas que se les apareció un señor o señora desconocidos  y les aconsejó y en casi todos los casos mencionan la iglesia o grupo religioso a donde acudieron y allí encontraron su supuesta recuperación,  de esta forma se oye mencionar   muchos nombres de iglesias, sectas o grupos de oración, lo común que se encuentra,  es que después del “sermón” piden la ayuda monetaria para contribuir con el pago del sostenimiento de su iglesia o grupo religioso y así poder continuar con esta obra benéfica de sacar del vicio a los miles de víctimas de este flagelo.

En más de una ocasión, y sin el propósito investigativo se han conocido casos en que estos supuestos predicadores y ejemplos de recuperación son unos farsantes y que lo primero que hacen con el dinero conseguido como limosna, aparte de burlarse de los ingenuos que aportaron el óbolo, es gastársela en marihuana, bazuco, licor, etc.
Por otro lado, es muy común que todo limosnero o mendigo siempre diga: «una limosnita por el amor de Dios,» esto quiere decir que ¿si no das la limosna no amas a Dios?, pero ¿el mendigo es consciente de esta sentencia?, lo más probable es que no, pero ¿por qué lo dice? Quizá esto se ha vuelto una “frase de cajón”, pero debe tener su origen en algo y en alguien.
Una primera reflexión sobre estos casos, podría ser: ¿por qué meten a Dios para conseguir dinero en esta forma?  ¿No es acaso Dios un ser supremo, digno de todo respeto? ¿Acaso Dios, no es aquel padre amoroso creador de todo y dueño de la vida? y entonces ¿cómo es que estos farsantes hacen su negocio sucio en su nombre?, ¿por qué se atreven a irrespetar así al padre?

Sobre este asunto de la utilización del nombre de Dios para obtener dinero, explicaba un Sociólogo,  que estos personajes como lo expuesto para los casos de los seudo predicadores del bus urbano, probablemente se inspiraron  en lo que ellos mismos han podido ver en sus vecindarios con la gran cantidad de templos, casas de oración, etc., de diversos credos, donde se reúnen muchas personas a donar dinero como limosna para la supuesta iglesia o secta, y de paso a orar para que sus pecados sean perdonados e ir pagando por cuotas un cupo en el cielo, aparte de oír a pastores o supuestos pastores hablar acerca de Dios de los favores que se pueden obtener de él, así como también de los castigos a que podrían quedar expuestos si incumpliesen su ley. Entonces es posible que estos predicadores del bus urbano se les haya ocurrido replicar cualquier cuento religioso, así no sepan de lo que están hablando, a fin de obtener algún dinero y con el paso del tiempo se hayan acostumbrado a vivir de este negocio.
No sería para nada extraño que alguno o algunos de estos predicadores del bus hayan pasado luego a convertirse en pastores de congregaciones más grandes y se hayan convertido en millonarios, como los hay en muchas partes del mundo.

Pero a la pregunta ¿de dónde salió o se originó esta práctica? de obtener dinero en nombre de Dios, sería importante consultar la Sagrada Biblia y nada más ni nada menos que en el antiguo testamento y específicamente en el Deuteronomio capítulos 10 y 11, se les prevenía a los judíos a dar limosna para ayudar a los pobres, a las viudas, a los huérfanos y a los extranjeros. Y recuérdese que el Deuteronomio es el quinto libro del Pentateuco y parece que su antigüedad data del siglo IX (noveno) antes de Cristo. Igualmente, en el Nuevo Testamento específicamente el evangelio de San Mateo dice: «No os hagáis tesoros en la tierra, sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón [...] Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón». El término Mammón que tanto usan los pastores, significa avaricia, también riqueza, o sea, es algo así como el “dios dinero”, entonces los pastores les dicen a sus creyentes que depositen su dinero para demostrar que están rechazando a Mammón y prefiriendo a Dios.

Dicen algunos sacerdotes católicos que la limosna libra a los humanos de la condenación eterna: « ¡Cuán bueno es Dios que con tan poca cosa se contenta!», igualmente dicen estos clérigos que el profeta Daniel dijo: «Si queremos inducir al Señor a olvidar nuestros pecados, hagamos limosna, y en seguida el Señor los borrara» Dicen, también que el propio Jesucristo, según el Evangelio dijo: «Si dais limosnas, yo bendeciré vuestros bienes de un modo especial. Dad, nos dice, y se os dará; si dais en abundancia, se os dará también en abundancia». Con estas directrices divinas, lo más creíble es que quedó abierto el camino para que muchos supuestos representantes de Dios en la tierra, se enriquezcan en su nombre.

Las sectas, iglesias o religiones modernas hacen lo que han interpretado del mandato divino y además se han acogido a las leyes terrenales, que en casi en todo el mundo existen,  sobre la libertad de cultos, y así han construido grandes imperios económicos, los cuales entre más feligreses logren convencer más riquezas acumulan, por ejemplo “La Iglesia Universal del Reino de Dios” (IURD), también conocida como “Oración fuerte al Espíritu Santo”, ó “Comunidad Cristiana del Espíritu Santo”, en otras partes, también, conocida como “Gracia Universal”, o “Centro de Ayuda Espiritual”, y otros nombres más, se calcula que tiene 3 millones de adeptos. Esta congregación fue fundada por el teólogo y filósofo de nombre Edir Macedo, el 9 de julio de 1977 en Río de Janeiro, Brasil. Esta iglesia según la revista brasileña “Veja”, generó ingresos netos, sólo en 2006, por 1.000 millones de dólares, y para 2007 más de 8.000 mil millones de dólares”. Otro ejemplo de enriquecimiento lícito es la Iglesia Cristiana de Salem, cuya sede principal está en Pasto (Nariño) – Colombia y con templos en Sincelejo y Santa Marta y en la actualidad con extensiones en Ecuador, Estados Unidos, Panamá y Venezuela, su fundador es un médico pastuso de nombre Álvaro Gámez Torres, quien en 1997 tuvo la brillante idea de crear este negocito, mucho más rentable que el consultorio médico. Dicen quienes lo conocieron por aquellos años que en aquel tiempo 

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