JESUCRISTO CONTROVERSIAL (Segunda parte)
Por Armando Malebranch Eraso D.
En
la primera parte de este artículo, habíamos dicho que de Jesucristo, siendo el
hombre más importante que ha pisado este planeta, nadie, aparte de los 4
evangelios, da razón de su existencia, aparte de algunos historiadores de la época
que se refieren a él, pero no como al
sublime personaje Bíblico, por otra parte, parece que en aquella época, siglo
primero de nuestra era, existieron muchos caballeros que se hacían pasar por el
Cristo, el Mesías, el elegido por Dios, para liberar a su pueblo, pero refiriéndose
al pueblo de Israel, que necesitaba independisarse del yugo romano. En ese orden de
ideas continuemos con la lectura de la segunda parte del artículo
Esto que acabo de decir está sustentado en parte, en los mal denominados evangelios apócrifos o sea, no considerados por la Iglesia como de inspiración divina y por lo tanto prohibidos por los jerarcas del cristianismo, pero que se referían a Cristos verdaderos que ellos conocieron y oyeron y de quienes describieron su vida, obra y enseñanzas.
Estos evangelios, cuando se creó el cristianismo oficial fueron rechazados y la orden fue la de quemarlos y lógicamente que muchos de ellos terminarían en la candela, pero algunos fueron celosamente protegidos por sus adeptos, y lo que se les ocurrió fue enterrarlos, pero muy bien protegidos en canecas o tinajas de barro y allí se quedaron por los siglos de los siglos, por lo menos 1.600 años, hasta que por casualidad o por búsquedas intencionadas por arqueólogos empezaron a ser descubiertos hacia finales del siglo XIX y mediados del XX, en lugares inimaginables, por ejemplo, los manuscritos del Mar Muerto, también conocidos como rollos de Qumrán, encontrados en unas cuevas llamadas así, ubicadas a orillas de este mar, cuya datación hecha por expertos corresponderían al período comprendido entre los años 250 antes de nuestra era y el año 66 de la misma; y, a casi a 800 kilómetros de allí, fueron encontrados los manuscritos de Nag Hammadi, descubiertos cerca de la localidad del mismo nombre, antiguamente llamada Jenoboskion, a unos 100 km de Luxor, en el Alto Egipto, en diciembre de 1945. Estos manuscritos corresponden en su gran mayoría a esos evangelios, apócrifos.
Esto que acabo de decir está sustentado en parte, en los mal denominados evangelios apócrifos o sea, no considerados por la Iglesia como de inspiración divina y por lo tanto prohibidos por los jerarcas del cristianismo, pero que se referían a Cristos verdaderos que ellos conocieron y oyeron y de quienes describieron su vida, obra y enseñanzas.
Estos evangelios, cuando se creó el cristianismo oficial fueron rechazados y la orden fue la de quemarlos y lógicamente que muchos de ellos terminarían en la candela, pero algunos fueron celosamente protegidos por sus adeptos, y lo que se les ocurrió fue enterrarlos, pero muy bien protegidos en canecas o tinajas de barro y allí se quedaron por los siglos de los siglos, por lo menos 1.600 años, hasta que por casualidad o por búsquedas intencionadas por arqueólogos empezaron a ser descubiertos hacia finales del siglo XIX y mediados del XX, en lugares inimaginables, por ejemplo, los manuscritos del Mar Muerto, también conocidos como rollos de Qumrán, encontrados en unas cuevas llamadas así, ubicadas a orillas de este mar, cuya datación hecha por expertos corresponderían al período comprendido entre los años 250 antes de nuestra era y el año 66 de la misma; y, a casi a 800 kilómetros de allí, fueron encontrados los manuscritos de Nag Hammadi, descubiertos cerca de la localidad del mismo nombre, antiguamente llamada Jenoboskion, a unos 100 km de Luxor, en el Alto Egipto, en diciembre de 1945. Estos manuscritos corresponden en su gran mayoría a esos evangelios, apócrifos.
Muchos de estos manuscritos encontrados se perdieron, para
desgracia de la historia, porque estaban tan viejos y deteriorados que se
destruyeron en el desentierro o en el transporte a los laboratorios a donde
deberían ser analizados y lo poco que se salvó ha sido traducido de lenguas muy
antiguas como el copto que se hablaba en el antiguo Egipto o el griego antiguo,
que se hablaba en el antiguo imperio romano de oriente, incluyendo sus colonias
como Palestina.
Los traductores y analistas de los evangelios encontrados en estos diferentes manuscritos, a pesar de que nunca han sostenido que se estén refiriendo a varios Cristos, sino a uno solo, encontraron contradicciones entre sí, lo que hace suponer la existencia de diferentes señores, tantos como grupos cristianos aparecieron, durante los siglos I a III de nuestra era, entre dichos evangelios apócrifos están los supuestamente escritos por Tomás, los de Pedro, los de Felipe, los de María Magdalena, los de Santiago, los de Bernabé y uno muy interesante el de Judas Iscariote.
Los traductores y analistas de los evangelios encontrados en estos diferentes manuscritos, a pesar de que nunca han sostenido que se estén refiriendo a varios Cristos, sino a uno solo, encontraron contradicciones entre sí, lo que hace suponer la existencia de diferentes señores, tantos como grupos cristianos aparecieron, durante los siglos I a III de nuestra era, entre dichos evangelios apócrifos están los supuestamente escritos por Tomás, los de Pedro, los de Felipe, los de María Magdalena, los de Santiago, los de Bernabé y uno muy interesante el de Judas Iscariote.
En el
evangelio de María Magdalena, que no solamente es considerado apócrifo sino
gnóstico, ella dice que «besaba en la
boca a Jesús», en otros escritos se afirma que el maestro al referirse a
Magdalena decía: «mi mujer»; ahora si del
Jesucristo bíblico nos han dicho que era célibe, entonces ¿será posible que
María Magdalena fue esposa de otro personaje también conocido como el Mesías, o
El Salvador, o Cristo? y hay más, las primeras leyendas sobre Cristo y su
matrimonio con María Magdalena provienen de la época inmediatamente posterior a
la del propio Jesús. Por lo anterior, se podría deducir que no es que sea mentira que María Magdalena
fue la esposa de Cristo, pero no fue la del Jesucristo bíblico, sino de otro de
esos tantos que existieron en esa época.
Es más, los cuatro Evangelios denominados canónigos ni siquiera tuvieron la
precaución de velar por la rigurosidad histórica y geográfica, en dos de los Evangelios, Jesús nació en
Belén, y en los otros dos nació en Nazaret, y hay que considerar que Belén
queda en Judea, y Nazaret en Galilea y a una distancia de ciento quince
kilómetros, y además para pasar del uno al otro poblado había que cruzar
Samaria, aquella que ya hemos dicho era una población que no se llevaba bien
con Judea. O sea que en los mismos evangelios canónigos ya se habla de dos
personas distintas.
Otro Cristo, posiblemente fue un hermano mellizo de Tomás,
quien escribiría un evangelio que, también fue declarado apócrifo y que fue
encontrado en los hallazgos arqueológicos del medio oriente, específicamente en Nag Hammadi, vaya
uno a saber si este Tomás es o no el mismo que aparece en los evangelios
canónigos, claro que según las escrituras, parece que sí, pero ¿entonces por
qué razón lo que él escribió se haya considerado apócrifo? este señor escribió
un evangelio del Cristo que él conoció y lo que narró, son dichos que decía el
maestro, cuyo principio fundamental dice así: «El que tiene todo, pero carece de conocerse a sí mismo, carece de
todo"», y en el que se afirma que el propio Jesucristo dijo: «"Soy la luz que está sobre todos, soy
el todo. Todo salió de mí, y todo vuelve a mí. Partid la madera y allí estoy.
Levantad la piedra, y allí me encontraréis». Sin embargo, estas historias
fueron relegadas y finalmente desplazadas hacia versiones consideradas como
heréticas, de modo que se transformaron en historias clandestinas, secretas y
sobre todo peligrosas.
Es posible que uno o más de esos Cristos se haya llamado Jesús, porque dicho nombre era muy común en ese entonces, muchos de estos Cristos fueron crucificados por los romanos no tanto por blasfemos sino, porque se comprobó que eran subversivos, que estaban en contra del imperio, de ahí que ni historiadores ni judíos den razón de ese famoso Jesucristo, hijo único de Dios, que nació de una virgen, que fue engendrado por el Espíritu Santo, que hizo milagros, que murió en la cruz, que fue sepultado y que al tercer día resucitó, etcétera, etcétera, lo que ya sabemos.
Es posible que uno o más de esos Cristos se haya llamado Jesús, porque dicho nombre era muy común en ese entonces, muchos de estos Cristos fueron crucificados por los romanos no tanto por blasfemos sino, porque se comprobó que eran subversivos, que estaban en contra del imperio, de ahí que ni historiadores ni judíos den razón de ese famoso Jesucristo, hijo único de Dios, que nació de una virgen, que fue engendrado por el Espíritu Santo, que hizo milagros, que murió en la cruz, que fue sepultado y que al tercer día resucitó, etcétera, etcétera, lo que ya sabemos.
Estos
diferentes grupos cristianos eran tan aferrados a su credo y tan disciplinados
adeptos, que posiblemente fue lo que le llamó la atención al emperador
Constantino I, también conocido como Constantino el grande quien pensó en tener una religión grande,
única y poderosa que le sirviera como adherente para mantener unido y dominado
al pueblo bajo el dominio del imperio al cual las sublevaciones internas
amenazaban con acabarlo y entonces él pensaría,
«qué mejor que contar con una
religión, grande y poderosa, que fuera capaz de sofocar al populacho»,
posiblemente abría recordado las sabias sentencia del Filósofo romano del siglo
I, Séneca, «La religión es considerada
por la gente común como verdadera, por los sabios como falsa, y por los
gobernantes como útil», y de ahí que tuvo una brillante idea, y hacia el
año 325 de nuestra era, reunió en la ciudad de Nicea, hoy perteneciente a
Turquía, a cerca de 318 líderes cristianos de más de mil invitados, y que él
denominó el Consejo de Nicea y que luego la Iglesia Católica pasó a denominarlo
el Concilio de Nicea.
Allí se tejió, creen algunos historiadores entre otras cosas, el arreglo de la cuestión cristológica de la naturaleza del hijo de Dios y su relación con el padre, la construcción de la primera doctrina cristiana, el establecimiento del cumplimiento uniforme de la fecha de la Pascua, y la promulgación del primer derecho canónico y gran parte de la bella historia de Jesucristo, amalgamando las historias de varios de los Cristos reales que existieron y sumándole además leyendas de otros dioses mitológicos de la antigüedad y así fabricaron un Jesucristo y una religión cristiana unificada y poderosa, que cumpliera con lo que necesitaba el emperador.
Allí se tejió, creen algunos historiadores entre otras cosas, el arreglo de la cuestión cristológica de la naturaleza del hijo de Dios y su relación con el padre, la construcción de la primera doctrina cristiana, el establecimiento del cumplimiento uniforme de la fecha de la Pascua, y la promulgación del primer derecho canónico y gran parte de la bella historia de Jesucristo, amalgamando las historias de varios de los Cristos reales que existieron y sumándole además leyendas de otros dioses mitológicos de la antigüedad y así fabricaron un Jesucristo y una religión cristiana unificada y poderosa, que cumpliera con lo que necesitaba el emperador.
Las iglesias
cristianas de la actualidad, se oponen a este motivo del emperador para crear
una religión y a cambio dicen que él era cristiano y que lo que deseaba era
unificar a las diferentes corrientes de este credo
¿El
emperador Constantino el grande, cristiano?
Lo que
menciona la historia de la iglesia, es que Dios ayudó a ganar al emperador
romano de Oriente, Constantino I, la batalla de puente Milvio en contra Marco
Aurelio Valerio Majencio emperador romano de Occidente, quien no solo perdió la
batalla, sino que murió ahogado cuando trataba de huir, esto ocurrió en la
primavera del año 312, y allí Constantino triunfó, gracias a una visión o
sueño que tuvo, en que en el cielo vio entre nubes la cruz, y una leyenda que
decía «por este signo vencerás»;
y dizque de ahí en adelante el emperador se convirtió al cristianismo, aunque
para los cristianos esto es histórico, hay autores que afirman que se trata de
una leyenda escrita por uno de los obispos participantes en el Concilio de
Nicea, quien fue muy amigo del emperador, posiblemente se trata de Eusebio de
Cesárea, el mismo que le hizo una gran apología a este personaje, que dice: «De entre todos los emperadores romanos, él
solo honró a Dios el Altísimo, con extraordinaria devoción, él solo anunció con
valentía la doctrina de Cristo, él solo exaltó a su Iglesia como nadie desde
que existe memoria humana; él solo puso fin a los errores del politeísmo y
abolió toda clase de culto a los ídolos”.»
Contrario a
este concepto de Eusebio, nos encontramos con otro, esta vez con el del poeta
británico, Percy Bysshe Shelley, que dice: «Ese
monstruo Constantino. Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo,
estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano político, y mantuvo en
su corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y cerriles, de los que uno solo
se habría bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y
obligarlas a matarse mutuamente».
Valga la
pena aclarar que los católicos sostienen que las bases de la doctrina ya
estaban en la iglesia primitiva unos doscientos años antes del Concilio de
Nicea, así como el nombre "católico", la veneración a María, las
imágenes, la Trinidad, la naturaleza de Cristo, pero expertos en historia
opinan que no hay suficiente documentación que apoye esto.
¿Miremos
cuáles son las bases del cristianismo?
Continuará
Cordialmente
Armando Malebranch Eraso D.
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